Conseguí estas manzanas criollas en un supermercado y no pude sino sentir una especie de emoción extraña: ¡son tan pequeñitas! ¿habrá algo que pueda hacer con ellas?.

Con las manzanas criollas ocurre todo lo contrario que con otras frutas tropicales, como las lechosas que crecen como monte en cualquier parte y suelen medir 45 cm sino más, o los mangos que pueden pesar 2 kilos (los hay más pequeños también y suelen caernos en la cabeza si caminamos distraídos por algunas zonas de la ciudad), o como aquella guanábana que vi hace poco en el mercado (lástima que no le tomé foto) que sin exagerar era más grande que mi cabeza. Sin embargo, no dejan de ser lindas estas modestas niñas del tamaño de un melocotón.


Estas manzanitas son ácidas, jugosas y no muy dulces, creo que son perfectas para hacerlas acarameladas, total ¿quien necesita una manzana acaramelada gigante? ciertamente, yo no. Y mientras decidía si las hacía acarameladas o en rolls o en un pie, se me ocurrió que ponerlas dentro de un pan era una buena opción. rinden más y me sirve como desayuno, además, me encanta hacer pan, sobre todo si luce bonito.


Esta masa me pareció fabulosa considerando que en Venezuela se vive el Apocalipsis zombie en carne propia, es una masa enriquecida (pero no mucho), es como un brioche de pobre (sabían que la masa de brioche se puede hacer para gente pobre también ¿verdad? algún día les contaré en que consiste). La de hoy lleva muy poca mantequilla ¡y no lleva huevo! sin embargo queda suave y resulta perfecta para el desayuno con su relleno de manzanitas miniatura y canela.


La receta de la masa la obtuve del recetario que trae la máquina de hacer pan, esa especie de armatoste que estuvo guardada años en un closet sin que nadie la utilizara (busquen bien en sus casas, seguro encuentran una por ahí guardada). Debo decir que la máquina no produce unos panes muy prácticos que se diga (genera panes cuadrados y pequeños) pero para hacer masas es perfecta porque solo hay que agregar los ingredientes en el orden que dice el manual y en 1:35 minutos exactamente se obtiene una masa perfectamente levada y madura (aún me pregunto cómo lo logra con una palanca del tamaño de mi dedo meñique).

Para darle forma a esta rosca se extiende la masa, se aplica el relleno de manzana con canela y se enrolla como un brazo gitano, luego se deja levar en un molde con tubo central y se obtiene así algo parecido a un bund cake.


Las manza desprenderán mucho líquido al mezclarlas con el azúcar, ese jugo se puede poner en el molde antes de colocar la masa y se caramelizará con el horneado.



Veamos la receta para que la preparen este fin de semana (si no consiguen manzana pueden usar canela con azúcar, chocolate fundido o incluso ¡una versión salada con jamón y queso!).